En el Pío Hospital de la Pietà, que todavía existe como Instituto Provincial para la Infancia Santa María de la Pietà, vivían huérfanas y niñas abandonadas a las que se les enseñaba música, o más tarde, también hijas de buena familia, que eran colocadas en un internado antes de un buen matrimonio.
Las orquestas de los Institutos (además de la Pietà, el Ospedaletto, los Mendicantes y los Incurables) eran totalmente femeninas, algo muy singular para la época: "formadas por niñas abandonadas u huérfanas, y por aquellas a quienes sus padres no pueden educar, son educadas a expensas del Estado y se les instruye exclusivamente para hacerlas excelentes músicos.
Por lo tanto, cantan como ángeles, y no hay instrumento, por grande que sea, que les asuste: la música excepcional aquí es la de los hospicios" (de Brosses).
Fundado en 1345-46 en la Riva degli Schiavoni, enriquecido por la Capilla de la Pietà ampliada en su forma actual en 1745, el hospital era mantenido por el Estado y sus huéspedes, 500 en 1633, eran alrededor de mil en 1738.
Las “hijas de coro”, dirigidas a la música, cuando no se casaban o se convertían en monjas, no podían ejercer la profesión fuera del Instituto (salvo las cantantes), a menudo envejecían en su orquesta, para el deleite de los visitantes de toda Europa y con alivio para las arcas del Hospital.
Estaban tan bien preparadas que podían cantar y tocar instrumentos muy diversos; se especializaban en instrumentos poco comunes, quizás para atraer a los curiosos: de hecho, encontramos la gaita, la viola inglesa, el salterio, y luego el clarinete, la flauta travesera, el cuerno y los timbales. Muchos de estos se utilizaban entre 1703 y 1740, cuando Vivaldi prestó servicio en la Pietà de manera alternada, y en los primeros años él también se ocupó de la renovación del parque de instrumentos de la Capilla: violines y violonchelos de varias dimensiones (recordemos que las alumnas empezaban desde pequeñas), cuerdas y arcos.
El interior de la iglesia de la Pietà, terminada en 1760, fue diseñado por el arquitecto Massari en forma ovalada. Durante su construcción, Giovanni Battista Tiepolo realiza entre 1754 y 1755 el fresco, también ovalado, de la bóveda. El fresco representa la coronación de María Inmaculada, cuyo culto era especialmente sentido en el Hospital de la Pietà, ya que era considerada patrona de las jóvenes huéspedes, cuyo distintivo era una flor de granada sujeta entre los cabellos.
Entre 1703 y 1740, Antonio Vivaldi, el “Sacerdote Rojo”, dejó su formidable sello distintivo en la orquesta de las jóvenes de la Pietà, escribiendo para ellas páginas insuperables. Fallecido en Viena en 1741, el eco de su personalidad aún resonaba 13 años después, cuando la mano de Tiepolo dibuja e ilustra el arte de la música, con el coro de las "ospealère" (huéspedes del Hospital) y la amplia presencia de instrumentos de cuerda y viento (y percusiones) utilizados por las musicistas.
Estudios recientes han identificado un rostro asomándose al óvalo de Tiepolo, con rasgos somáticos similares a los de Antonio Vivaldi, con una abundante cabellera roja. El recuerdo del compositor y violinista entre las coristas y las instrumentistas de la Pietà habría sido así completado.